En algunas ocasiones el peor enemigo de un
creativo, es uno mismo. Como personas creativas tratamos continuamente de
retarnos y si lo que producimos no está a la altura de nuestras expectativas,
tendemos a frustrarnos.
En este caso tendremos que tranquilizarnos y darle alas a
nuestra imaginación con el apoyo de nuestro desarrollo profesional.
Aquí algunas claves para
conseguirlo:
1.
Aceptación: no juzguemos nuestra
situación actual como buena o
mala, sino simplemente como es.
Luchemos
por mantener la motivación y dar nuevas
ideas.
2.
Liberémonos de las expectativas: en algunas ocasiones nosotros mismos tenemos
las expectativas muy altas y rígidas, pero debemos de cambiar.
Evaluemos
si nuestras expectativas son realmente razonables y prácticas, y si no lo son,
no tengamos miedo en modificarlas para hacerlas más flexibles.
3. Decirnos palabras amables a
nosotros mismos: Da igual lo amables y cariñosos que nos
mostremos con los demás. La amabilidad que desplegamos con nuestros semejantes
no significa que apliquemos esa misma amabilidad a nosotros mismos. A la hora
de evaluarnos a nosotros mismos, solemos utilizar palabras ásperas que debemos
aprender a sustituir poco a poco por palabras más amables y cariñosas.
4.
no perdamos de vista nuestros éxitos pasados: cuando tratamos de sacar a flote
nuestra creatividad, es fácil perder la perspectiva con respecto a nuestros
logros pasados.
No
olvidemos nunca nuestros éxitos.
5.
Todos los logros valen así sean pequeños: es importante que nos demos crédito por nuestros pequeños
logros, inclusive cuando no hemos logrado llegar a nuestra meta final. Los
pequeños éxitos que hayamos podido acumular en el camino son igualmente
importantes.
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