sábado, 21 de septiembre de 2013

5 Consejos para presentar tu empresa

1. Averigua a quién vas a ver
Sí, puede parecer obvio en la era del Internet, pero todavía hay mucha gente que va a ver a un cliente potencial sin dedicar ni media hora a recoger información sobre su empresa. Navega por su página web, mira qué productos vende, a qué mercado se dirige, dónde tiene delegaciones, con qué socios trabaja… Busca, por ejemplo, quién es su competencia. Cuanto más sepas sobre ellos, mejor.

2. No cuentes tu vida
La tentación de dedicar “no más de cinco minutos” a presentar nuestra empresa es muy fuerte, pero hay que resistirse a ella. Olvida la pretensión de convencer a un cliente de las bondades de tu empresa, lo puedes poner en  “modo defensivo” y puede permanecer ya durante el resto de la presentación, afectando a lo que en realidad querías contarle.
Mucho mejor que esa presentación de la empresa es dedicar al final una transparencia a explicar por qué nuestra empresa es la idónea para realizar lo que estamos proponiendo. Pero solo una. Si el cliente tiene interés en saber algo más de nosotros, ahí le das pie para preguntar.

3. No lleves una presentación estándar
Adapta tu presentación al cliente al que vas a ver. Una presentación mal personalizada es aún peor que una sin personalizar.
Adaptar la presentación significa que cada ejemplo tenga que ver con el negocio del cliente, que las ventajas que explicas sean las que conseguirá la empresa y no otro cliente y que sólo hablas de las funciones que ese cliente puede utilizar. Para eso sirve lo que has investigado sobre él.

4. Pregunta
Al empezar la presentación invita al cliente a interrumpirte en cualquier momento para preguntarte cualquier duda. Si lo hace, magnífico: suele ser señal de que lo que cuentas le interesa. Pero si no lo hace, hazlo tú. Ten preparadas preguntas en determinados momentos de la presentación que animen al diálogo, del tipo “¿Le ha pasado esto alguna vez?” o “¿sería interesante para usted esta función?”.

Lo que no puede suceder es que hables sin interrupción durante veinte minutos.

5. Ponte en el lugar del cliente
Piensa en qué necesita, qué problemas tiene, y cómo puedes ayudarle. Eso es lo que él va a querer que le cuentes. Y toda tu presentación debería tener un único objetivo: convencerle de que tú puedes resolver uno de sus problemas. No hables de ti, habla de tu cliente.
Habla de sus problemas, y de como tu producto puede resolverlos. Habla de su competencia, y de como está aprovechando las ventajas que ofrecen tus productos. Habla de sus clientes, y de como puede atenderles mejor gracias a tus productos.


¿Que es difícil preparar una reunión así? Efectivamente. Supone investigar y dedicar un tiempo a pensar en el cliente antes de la reunión, preparar una presentación y no utilizar “la de siempre”, buscar nuevos ejemplos… pero al fin y al cabo el cliente te va a dedicar una hora de su tiempo. ¿No deberías conseguir que al final crea que ha merecido la pena y que tienes algo que ofrecerle?


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